RSS

Varias ideas locas

Lo que va de este año ha sido distinto en toda la magnitud de la palabra. Para empezar, los cursos que venían justos desde más o menos 10 años se revolvieron según las preferencias de los estudiantes en Humanista, Biólogo o Matemático.

¿mi opción? Humanista, sin dar espacio alguno a duda. Y es que no me veo en ningún otro curso, y no es solo porque me valla bien en todos esos ramos sino que hay algo más profundo ahí, unas ansias por saber, por aprender. No es solo el repudio hacia las ciencias y las matemáticas: es una conjugación de todo eso para lograr algo grande. Los humanistas estamos llamados a cambiar el mundo; somos los únicos con el permiso de soñar y perseguir lo soñado, levantamos la voz ante las injusticias, peleamos por lo que queremos, hueviamos como queremos y poco a poco vamos dejando atrás esa idea antigua y añeja sobre que los humanistas somos lo que dejó la ola, los que no tienen nada mejor que hacer.

Todo lo anterior se debe en gran parte al grupo humanos que se formó. Pueden decir que fue azar o mera coincidencia, pero me atrevo a decir que hay algo más fuerte que nos puso juntos. Y es que, a pesar de que existen grupos, éstos interactuan entre ellos sin mayores problemas, no hay malas ondas o rivalidades, somos un sólo grupo, no, más que eso, somo una familia. Nunca faltan las risas y las jugarretas pero cuando hay que ponerse serios, nos ponemos serios. El trabajo no es nuestro mejor amigo, pero estamos conscientes de eso y de alguna forma u otra se intenta lidiar contra ello. Somos un grupo diverso, tenemos representantes de todas las tendencias políticas, hay provenientes de cuna de oro como de mimbre, ateos, religiosos, sanos y no tanto, de aquí y de allá, altos, bajos, deportistas, sedentarios, mateos, dejados...... tolerancia, ese es el olor que se respira al entrar en la sala.....

Tuve la suerte de partir al curso con mi grupo de amigas sin dejar a ninguna atrás. He de confesar que mis habilidades sociales eran prácticamente nulas, mis amigas eran mi vida y no salía de eso. Ahora que lo pienso, harto tarada que era... en fin. Primer día de clases, las cuatro corrimos a alcanzar los primeros puestos porque este año sí nos iba a ir bien.
La paranoia terremotística hizo que movieran un poco las filas y a mí me dejó aislada del foco de conversación. Me sentía sola, ir al colegio se hacia fome, no me quedaba otra más que prestar atención en clases.
Ya que nos habíamos sentado por afinidad, el ruido de las bocas parlantes se hacia molesto para los profesores; había llegado la hora de los cambios de puesto: uno por aquí, otro por allá y listo, más aislada me habían dejado siendo que no me había movido de mi lugar.
Pasaron unos días y el profe anuncia que un nuevo compañero llegaría al curso, se trataba de un amigo que por tema de notas no había conseguido quedar pero que llevaba al humanismo en el ama. Escucho a una voz desconocida hablar mal sobre él sin siquiera conocerlo. Me armé de valor y le contesté que si no lo conocía a que no hablara. Fui pesada, lo sé, pero por defender algo que me parece mal, soy capaz de todo.
Los días pasaban y poco a poco comenzaba a intercambiar más palabras con el nuevo compañero. Es curioso, porque a todos los demás los cachaba al menos de vista pero a él... era como si nunca antes lo hubiese visto. En un principio no me agradó mucho: su afición por el carrete y ciertos vicios me hicieron estereotiparlo de inmediato, pero me hacía reír de una forma diferente, hablaba sinceramente (o al menos eso creo), no se parecía a mis compañeros del curso anterior con los cuales a penas hablaba. Poco le duró mi prejuicio porque, a pesar de ser bien weon a ratos, dárselas de winner y molestarme constantemente, me dí cuenta de que había algo más profundo en él que lo que mostraba a simple vista.
Me resultaba entretenido hablar y discutir con él, pero parece que el profe se dio cuenta de eso y me cambió de puesto hasta el otro lado de la sala. Pero a esas alturas ya había formado nuevos lazos y no fue tan terrible a pesar de que las horas de conversa disminuyeron considerablemente.
Con el cambio de puesto nuestras conversaciones aminoraron pero seguían ahí, eventuales y esporádicas pero ahí. De repente es chistoso verlo explotar cuando un profesor lo increpa: me dan ganas de agarrarlo y decirle que, por su propio bien, se quede callado. Me molesta, eso sí que sea, a veces, tan mierda para referirse a las mujeres, como si las conociera al revés y al derecho, me dan ganas de decirle unas cuantas cosas, pero cuando más las necesito, las buenas ideas se me esconden y aparecen cuando ya no son necesarias.

Es curioso... creo que este año he conocido personas que se volvieron importantes para mí dentro de un tiempo muy corto. Supongo que esa es la gracia de ir creciendo y cambiando... en fin, estas palabras locas y sin sentido van dirigidas para ti que me las pediste, gracias por darme un motivo para escribir :B sabes que te quiero y si de repente no interactuo mucho contigo, es porque ando pensando en pajaritos y no porque no quiera.

Listo, ahí tienes tu entrada ¿feliz? :)

0 comentarios:

Publicar un comentario

No tema a dejar su opinión, me alimento de ellas.